Todavía no había amanecido, y la que suscribe y el fotógrafo esperábamos ya en la trasera del monumento a los Caídos. Recuerdo la mañana fría de aquel 16 de noviembre, y nos protegimos en el coche, del fresco y de las miradas de los municipales que ya vigilaban la zona. Porque ese día, que a esa hora aún era gris y negro, tenía visos de convertirse en histórico, más que ningún otro día en los últimos tiempos de Pamplona, y de vestirse de todos los colores. Y nosotros íbamos a tener el privilegio de poder contarlo. ¿Hay algo mejor?

Así pasamos horas. Esperando un movimiento en la entrada a la cripta del Monumento a los Caídos. Sabíamos que era difícil, imposible, captar una imagen de la exhumación de los restos de los últimos franquistas que quedaban en el mausoleo, entre ellos el navarro Sanjurjo (el golpista Mola ya había sido sacado en la más estricta intimidad un mes antes, el 24 de octubre). Lo había anunciado el entonces alcalde Asiron, quien aseguraba que las extracciones se iban a realizar en la "más estricta intimidad" por expreso deseo de las familias.

El interior de la cripta con dos de los primeros restos extraídos. CEDIDA

Pero había máxima expectación con el resultado final, y este periódico hizo lo imposible por conseguirlo. No contábamos con que las exhumaciones ya habían comenzado de madrugada, a las 00.00, para no dejar ningún rastro, sacando a 4 de los 7 golpistas enterrados. Como testigos, solo representantes del Arzobispado de Iruñea, el alcalde Asiron, empleados municipales que realizaron los trabajos y miembros de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, con el experto Paco Etxeberria a la cabeza. Horas después, a partir de las 18.45 h., se continuó con la retirada de los restantes: los hermanos Aznar, y el golpista José Sanjurjo, el último en salir de la cripta, ya que la familia intentó hasta el final paralizar el proceso ante el juez y, aún después, ralentizarlo. Todo terminó en torno a las 10 de la noche. De todos estos detalles nos fuimos enterando a cuentagotas, porque de la cripta no salió ni un alma ni una voz hasta que se hizo la noche. El mutismo que rodeó en toda su historia al monumento le acompañó hasta el final y, todavía hoy, cuando son cada vez más las voces que exigen el derribo del mausoleo franquista, un silencio terrorífico le sigue rodeando.

Conseguimos 'in extremis' las imágenes de la portada, inéditas, de dos de las cajar motuorias

Por eso, cuando un plumilla pasa horas sin sacar material hace lo imposible para encontrarlo. Y, cuando dábamos todo por perdido, la que suscribe consiguió in extremis las fotografías que ilustraron la portada de aquel periódico. Imágenes exclusivas, inéditas, pero, sobre todo, históricas, de dos de las cajas mortuorias sacadas de sus nichos. La prueba de que aquel capítulo negro de la historia de Pamplona había terminado, aunque todavía hoy quede pendiente darle el final definitivo.

Y narrarlo a los lectores fue un privilegio. Porque dar noticias de libertad, de avance, de reparación a las víctimas, supone siempre reconciliarse con la profesión. Ser testigo es especial, pero poder contarlo, además, te hace, de alguna forma, un poco protagonista. Yo me quedo con una frase, la de un familiar enterrado en la cripta, Jaime Munárriz: "Nuestro tío ya está donde debería estar", dijo Josetxo Munárriz, sobrino nieto.

Cada vez son más las voces que exigen el derribo del mausoleo franquista

Se cumplió así uno de los hitos más importantes en materia de memoria histórica de Pamplona. Aunque antes habían llegado otros -que también contó la que que suscribe- como el cambio de nombre de 20 calles franquistas en la Txantrea, en el año 2008, que en aquel momento tampoco estuvo exento de polémica. Tuvo que haber una resolución del TAN para que el Ayuntamiento de Pamplona, con entonces Yolanda Barcina en la Alcaldía, acatara la ley.

Recuerdo una airada rueda de prensa, donde la primera edil intentó quitar legitimidad a uno de los ponentes del TAN y, de paso, respondió crispadísima a la redactora de este periódico a la simple pregunta de si iba a cumplir el dictamen del tribunal. No quería pero tuvo que hacerlo. Como años después, y tras una maniobra torticera por la que UPN mantuvo la plaza Conde de Rodezno, esta cambiaría definitivamente su nombre a plaza de la Libertad. Fue un día de la República de 2016 cuando la plaza fascista encontró la libertad.

Imagen de la portada del 17 de noviembre de 2016. DIARIO DE NOTICIAS