Correcta la iniciativa de Ayuntamiento de Pamplona y Mancomunidad de establecer patrullas –por ahora informativas y no sancionadoras– para disuadir de la práctica del bolseo, esa técnica consistente en dejar las bolsas de basura en mitad de la calle sin asignarlas a un contenedor concreto.

Bolseo y depósito de voluminosos, que se ve cada cosa también que alucinas. El caso es que seguro que hay personas que se encuentran con que no tienen tarjeta para abrir contenedores –que la soliciten– o que no les funciona el contenedor –que anden 100 metros y busquen otro– o que no son capaces de abrir contenedor alguno, que puede que ocurra en casos puntuales. Pero siempre va a haber conductas incívicas, algunas producto de la dejadez, otras de la falta de herramientas e información y otras para sabotear.

Por eso, es importante que se establezcan estas patrullas que localicen los puntos más conflictivos y que se recopile información para ver si faltan muchas tarjetas por asignar o cuáles pueden ser los problemas principales. Cualquiera de nosotros ha visto suficientes veces vecindarios en los que camas, sofas, colchones y armarios son dejados en mitad de la calle, cuando los Traperos de Emaús y sus teléfonos son más conocidos que los Sanfermines. No llamarles es pura dejadez. Y ante eso hay que trabajar, por ahora informando y si luego llega el momento sancionando, tal y como recoge la Ordenanza de Gestión de Residuos.

Yo hace años también era poco amigo de algunas cosas de estas. Luego me dí cuenta de una manera casi pristina de que es mi mierda, la que yo genero, y que no tengo derecho a soltarla a la calle como me dé la gana, de la misma manera que no voy lanzando restos por la ventanilla del coche. Antes la dejábamos en el portal, luego llegaron los contenedores y ahora hay que currar un poco en casa para elegir luego cada contenedor correctamente. Tampoco es picar piedra.